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domingo, 23 de enero de 2011

Renovarse o partir

Últimamente se ha puesto de moda en el mundo del fútbol el entrar en pánico un año y medio antes de que un futbolista termine su vinculación contractual con el que club al que pertenece.
A día de hoy, el ejemplo lo tenemos con Dani Alves.
No sé si es que soy muy optimista pero la verdad es que no veo el problema por ninguna parte.
Nos ponemos en el pellejo del lateral brasileño que fichó hace cuatro temporadas con un traspaso de 30 millones del que él se lleva la parte que le toca (¡BOTE!). Aparte de esto, se embolsa un buen sueldo y desarrolla su trabajo de forma fenomenal y de una manera única en un equipo que encandila.
Entonces, como sabe que es una pieza esencial, busca más reconocimiento en forma de ascenso en la escala salarial. Y si no, en verano a ver si cae otro traspaso para conseguir el porcentaje asignado (¡BOTE!) o bien aguanta otro año y llega libre a su nuevo club negociando una prima por el traspaso que se habría ahorrado el presunto club de Manchester (¡SUPERBOTE!).
Desde el punto de vista del Barça, las opciones también parecen cantadas.
En el caso de venta el próximo verano y con la revalorización que sufre un jugador tras pasar por Barcelona, es probable que se recupere toda la inversión del fichaje o gran parte de ella (¡BINGO!). En este escenario, habrías tenido a uno de los dos mejores laterales derechos del mundo únicamente por el precio de su ficha y vuelves a disponer del dinerito fresco para buscar un recambio. Es difícil pero tampoco se acaba la banda en Alves.
En el otro escenario, tienes que tenerlo contigo otro año en el que podrías intentar convencerlo de que se quede a lo que él y su entorno entonarían el famoso Aligual o bien condenarlo al ostracismo del banquillo al estilo Cruyff.
De hecho esto es lo que yo hubiese hecho desde el momento en que Nolito confirmó su pase al Benfica al terminar la presente campaña. Ayer volví a estar en el Mini y a lo mejor se cree el muchacho que es Messi.
Y de porteros futuribles ni os cuento. Como el filial va alternando tres porteros, vemos que tanto Oier como Miño como Masip no le llegan a Valdés ni a los tacos en lo que a parar se refiere. El juego con los pies ni siquiera admite comparación.
Otro que apareció ayer por el Mini fue Thiago que ahora parece la gran esperanza blanca (bueno, o tostada) de la afición. Pues resulta que el chaval tiene la edad de Bojan o quizá uno más. Del 9 ya está el respetable hasta las pelotas y el hijo de Mazinho que es un portento técnico ya veréis como no juega nunca ni tres partidos seguidos de titular en el Barça.
De la Renovación con mayúsculas del entrenador, no hablaremos por expreso deseo del técnico.

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