Con esto de los parones para las selecciones y demás no hay manera de coger una rutina escritora.
Al final habrá que hacer como esos que se sacan un monólogo a base de hacer parodia de las noticias de la prensa. ¡Como si a las noticias hiciera falta exagerarlas para echarse las manos a la cabeza!
La que sí me impactó fue una noticia aparecida ayer sobre la marcha del orgullo gay en Belgrado.
Resulta que en Serbia -de la que se decía que estaba optando o a las mismas puertas de ingresar en la Unión Europea- lo homosexual como que no está muy bien visto.
Tanto es así que el orgulloso pueblo eslavo decidió hacer una especie de contramanifestación que conociendo el temperamento balcánico se parecía más a una cacería o linchamiento.
El tema me ha llevado a la reflexión no ya por lo acaecido ayer sino por si eso será una cuestión a superar o si se enrocará la sociedad en no reconocer los derechos de parte de la misma.
Pensando, pensando, he llegado a la conclusión que por aquí, hace unos veinte años (e incluso menos) no salía del armario ni dios.
Quien más quien menos conocía a algún chico con algo/bastante/mucha pluma que incluso había tenido alguna aventura con una persona del sexo contrario.
Aún hoy en día, no se conoce de ningún futbolista o deportista de élite a quien le gusten personas de su mismo sexo a excepción de las tenistas donde parece que es al revés y que a todas las tildan de lesbianas.
Pero claro, tampoco se conocen en esos ámbitos a ninguna persona con enfermedades mentales como ayer leía en una entrevista de prensa que reclamaba un esquizofrénico para que las masas puedan comprender a estos enfermos.
Para calmar a los seguidores que desde hace unas semanas reclaman el calendario más esperado después del de Pirelli, les diré que estoy a puntito de tenerlo acabado y en breves días (si no hoy mismo) aparecerá un link en este blog si es que me acuerdo de cómo crearlo.
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