Tras haber palmado en la final de copa no gastaré mucho tiempo hablando de tácticas, del loco Pepe, de Villacadáver y demás situaciones estrictamente futbolísticas de las que podréis saber por los panfletos afines a cada régimen o bien por la prensa general.
Os quiero comentar sobre la experiencia de un aficionado y acérrimo seguidor de un equipo que considera que ir al fútbol no es ir a la guerra bajo ningún concepto.
Cuando aparqué intenté enviar un tweet de que no tenía buenas sensaciones pero no pude hacerlo por algún tema de configuración del móvil. De todas formas tengo testigos pero tampoco es importante.
Lo que quería destacar es el hecho de la buena convivencia a lo largo del día a pesar de la desconfianza y antipatía mutua y cómo esta se iba degradando con el paso de las horas y la ingesta de alcohol.
Yo hablo desde el punto de vista azulgrana porque a partir de las 6 ya no cambié de frontera.
Mi duda es si el hecho de enfundarse una camiseta y circular en manada inflándose a beber da carta blanca para portarnos como salvajes.
Cuando luego nos visitan ingleses y escoceses arrufem el nas y nos escandalizamos de sus comportamientos que luego imitamos cuando vamos por ahí.
Para acabar una anécdota del campo: un tipo con aspecto de pocas luces y bufanda de los boixos se quedaba de pie en el transcurso del juego y el resto hacíamos lo propio. Me dice un señor con aspecto de tribunero que li digui que segui y yo le contesto que li digui ell. Mejor tener poco trato con retrasados violentos.
PD: redactar con el iphone es un peñazo.
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