Valerón jubilación

He visto un buen trozo del partido entre el Espanyol y el Deportivo y me asaltan unas cuantas dudas.
No me puedo explicar cómo está el conjunto gallego al borde de las posiciones europeas con el equipo lamentable que tiene. La explicación puede encontrarse en que hoy han tenido un mal día y no acostumbran a jugar de esta manera indigna o bien que sigue habiendo mucha morralla en la primera división.
Personalmente me inclino a apostar por la segunda.
Y no es que no contase con que el Espanyol iba a ganar este partido. Nada más que por pura estadística, algun día les tenía que tocar pero lo que he visto me ha superado.
La aportación del que fuese magnífico centrocampista Juan Carlos Valerón ha sido digna de un partido de veteranos. Pero un partido de esos de veteranos que están ya para el arrastre. No de el fútbol indoor que se han inventado con veteranos de equipos de primera en los que se van bastante caña.
Que conste que a mí el canario nunca me había gustado demasiado pero verlo jugar a la velocidad en que lo hacían Kubala y compañía es un poco penoso.
Ah, los osados que apostaban por el Villarreal en la eliminatoria de Champions, si quieren pueden retractarse y haremos como si no lo hubiésemos oído.

Un apunte "culinario".
El otro día descubrí el gazpacho del Mercadona. Impresionante. Ni siquiera he comparado el precio con el Alvalle. Sólo he valorado sabores. Encima lo venden en envases individuales a diferencia de los que venden de litro en litro.
Con el formato grande lo que acaba pasando es que o estás cuatro días seguidos tomando gazpacho o cuando te acuerdas que tienes uno a medias acaban cayendo unos grumos de aspecto sospechoso y que prácticamente tienen vida propia.
Y que no me venga nadie con que un gazpacho se hace en un periquete. No hace falta más que ver cómo queda una cocina de peladuras y salpicaduras después de la preparación del plato en cuestión.
Todo ello para que al final quede salado, pasado de vinagre o con un sabor a ajo que rasca como el vodka.