Indignación e indignidad

En vista de los resultados electorales, ya pueden ir los indignados levantando los campamentos y yéndose para su casa porque esto es como hablar con mi jefe alias El Muro. Por algo será.
Si en el País Valencià o Comunidad Valenciana donde está acusado de corrupción hasta el gato de los candidatos, estos presuntos corruptos han arrasado, está claro que no hay nada que hacer.
Bueno, sí que se puede hacer algo que es votar porque lo de castigar con la abstención está quedando demostrado que sólo beneficia a partidos ultras ya sea dentro de una formación creada exclusivamente a esos efectos o bien camuflados dentro de otros de centro-derecha.
Ahora que no se le ocurra a nadie proponer que todos los otros grupos se alíen para quitarle la alcaldía al de Badalona. Que gobierne a ver qué tal van sus recetas para arreglar la inmigración ya que lo tiene todo tan claro. Y no es que sea racista sino que como decía aquel chiste, es ordenado. Los rumanos a Rumanía, los marroquíes a Marruecos, los ecuatorianos a Ecuador, ...
Quizá el día o días de reflexión deberían de cambiar su orden y en vez de celebrarse el día antes de las elecciones, deberían tener lugar después de saberse los resultados.
Formaciones como el PSOE y su filial el PSC así como Esquerra Republicana y sus escisiones, tienen bastantes cosas que pensar y si a alguien le parece bien, que vaya dimitiendo porque los resultados son como para haberse hecho ayer mismo el hara kiri aprovechando la conexión en directo con el Cuní.
Y en Euskadi, si no querían Bildu, que se tomen 276.134 tazas.