Vaya por delante que estoy de acuerdo con la sanción que la UEFA le imponga a Sergio Busquets si considera que ha proferido insultos racistas.
Eso sí, ahora quiero explayarme un poco.
Lo primero que quiero destacar es que las imágenes no son para nada concluyentes. Está claro que hay voluntad de hacer daño y para eso se tapa la boca pero las tomas de televisión y con mi escasa habilidad de leer los labios no son en absoluto concluyentes.
Vamos, que en la justicia ordinaria no se sostendría el caso a pesar de que el mundo blanco lea claramente que le dice mono, mono.
Seguimos. Si ese mismo calificativo se le hubiese aplicado a Fernando Hierro, hubiese quedado sin castigo, ¿verdad?
Cuando un jugador le diga a otro maricón, habrá que castigarlo por homófobo ¿verdad? ¿O será por el contrario necesario que se sepan a ciencia cierta las tendencias sexuales del ofendido?
En el fútbol inglés y en Inglaterra en general son muy amigos de decir bastard. Si eso se le susurra a un jugador que desconozca la identidad de su padre, el ofensor deberá ser sancionado del mismo modo que si a uno le dicen hijo de puta y su madre hubiera ejercido en algún momento de su vida la prostitución ¿verdad?
Supongo que a partir de ahora en las fichas de los jugadores deberán aparecer otros datos aparte de la talla y el peso del tipo raza. Es decir, si es puramente blanco o negro o si hay mezcla de las anteriores.
sábado, 14 de mayo de 2011
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1 comentario:
Bien dicho
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