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sábado, 16 de mayo de 2009

Cuéntame

Hablando con el abuelo culé de un joven aficionado, me comentaba que el miércoles el chaval se quedó hasta que acabó la Copa.
Es realmente indecente que una competición se dirima en esos horarios pero como qui paga mana, es lo que hay.
La duda que me asalta es cuándo se debe dejar que un niño cambie sus biorritmos en función del deporte rey.
Ahora hacemos un flashback. Suena música de harpa, la imagen empieza a ondular y nos retrotraemos hasta el año 1986.
Un día después de la remontada contra el poderoso Goteborg la cual no pude ver porque me tuve que ir a dormir.
A la mañana siguiente, lo primero que hice al levantarme fue poner la cinta (en vídeo 2000) que mis padres habían tenido la deferencia de grabar con la prórroga y los penaltis. Supongo que la prórroga la pasaríamos a cámara rápida para ir directos al turrón.
Bien. Pues ese día, le dije a mis padres que era el último partido importante que me perdía en mi vida. Al menos a causa de los horarios. Si hay otros motivos más poderosos ya es otro cantar.

Lástima que los de las casas de apuestas sean tan listos porque si hay un resultado claro en lo que va de competición es la victoria de mañana del Espanyol ante el Athletic.
Como digo es una lástima porque como saben tanto del tema, la victoria de los locales se paga a un pírrico 1.50.

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