La piel del oso

Parece que los Estados Unidos han decidido convertirse en la Italia de la Copa de las Confederaciones y tras pasar por los pelos la de liguilla, tumbaron ayer a España de manera sorprendente y digna de elogio.
Porque la comparativa con los italianos se acaba en lo de pasar la fase de grupos como buenamente se pueda porque a nivel de juego y desparpajo, nada que se parezca a los transalpinos.
Normalmente pasa que cuando un equipo que juega bien al fútbol, el día que no lo hace se ve falto del oficio necesario para llevar el partido adelante y acaba palmando.
Y es que España no jugó bien. Tuvo más posesión, chutó más, tocó más, tiró más córners e hizo más de todo pero parecía que faltaba un punto de convencimiento.
O quizá era la confianza (que todos compartíamos) que se iba a ganar con la gorra y que había que estar ya pendiente de la ansiada final con Brasil. Ya se sabe que no se puede vender la piel del oso (grizzly en este caso) antes de haberlo cazado. Y si no, que nos lo pregunten a los que fuimos al encuentro de liga contra el Vila-real con el convencimiento de que acabaríamos celebrando el título al final del match.
Si a la confianza antes mencionada se le suma el momento de obnubilación o empanamiento de Sergio Ramos que gustándose controla el balón en el área pequeña y levanta la cabeza para que un rival le robe la cartera y le marque un gol de alevín, pues ya está todo explicado.
Por si fuera poco, el domingo, partido por el tercer y cuarto puesto. Menudo castigo. Ese partido en un mundial no tiene mucho sentido aunque puede servir para que un jugador siga luchando por la Bota de oro pero en esta competición es un insulto.