.

.

lunes, 10 de marzo de 2014

Las líneas rojas de la línea azul

He participado en seis de las últimas siete ediciones de la Marató de Barcelona, cinco de ellas de forma consecutiva y he venido detectando una degradación progresiva en la atención al participante. Quizá el hecho culminante fue el trato del año pasado con el tema del guardarropa. Siete y pico de la mañana chispeando y resulta que habían decidido que al guardarropa se entraba ya cambiado y no podía uno guarecerse del agua. O sea, a cambiarse en la calle a diferencia de los años precedentes en los cuales podías estar sentado o tumbado tranquilamente en la moqueta del pabellón mientras tecambiabas y aplicabas la vaselina o te ponías el esparadrapo de rigor además de estar pasando los nervios en compañía de otros corredores. Ah, y lo de las esponjas fue de auténtica risa. Resulta que te la daban en la bolsa del corredor y tenías que llevarla contigo durante el recorrido. ¿Dónde? Ciertamente no lo sé. Intento encontrar en la página web de la presente edición el tradicional recorrido por calles y el plano para calcular sobre él los tiempos de paso para familiares y dicho plano no existe. Aparece uno lastimoso con los kilómetros donde hay avituallamiento y punto. El número de inscripciones ya ha quedado frenado sin duda por el precio pero donde constataremos aún más el descenso es en el número de finishers. No perdamos de vista que han regalado cientos de inscripciones vía asegurados de Zurich y trabajadores de la Caixa o Caixa Bank o como se llame. En el universo estadístico de mi entorno, hay cinco personas apuntadas por esta segunda vía de las cuales sólo dos tienen opciones de terminar. ¿No sería mejor premiar la fidelidad de quienes ya han participado en una o varias de las ediciones anteriores ofreciendo una reducción de la inscripción? Puestos a recortar los gastos, me recuerda mi amigo Oscar, que han recortado hasta con el speaker y es probable que la medalla en línea de meta sea un euro de esos de chocolate. Que no se engañe nadie. En el mundo de la organización de eventos deportivos no se muere de éxito. Se muere de codicia y de desidia. Es verdad que a esto no obligan a nadie y si no estás satisfecho (como es mi caso) es tan sencillo como no apuntarse pero debía este escrito del año pasado donde sí había pagado.

1 comentario:

neusmacias dijo...

Esperamos ya la crónica de la Marató de hoy!!!!