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viernes, 18 de abril de 2008

El derby del pañuelo

Si como en la primera temporada de la era Laporta, hubiese actuaciones antes de los partidos, sin duda mañana el invitado debería ser Leonardo Dantés con su baile del pañuelo.
No soy capaz de visualizar ningún resultado para mañana aunque si de ello dependiera mi vida, apostaría por una victoria clara de los locales.
Porque si nuestra caída es imparable, la del Espanyol es una especie de caída libre. Lo que no llego a entender es que se vean tan mal como para obsequiarles pañoladas y llevar pancartas insultantes a los entrenamientos. ¡Pero si están en una posición más que cómoda! Lo que pasa es que les va la marcha y en el fondo preferirían estar ahí abajo sufriendo como perros y encima se les vendió la moto no ya de que podían ir a la Champions sino de ganar la liga. O eso se decía cuando el enfrentamiento del Lluís Companys se definió como el derby de Champions.
Como ya avisé, he vendido en el seient lliure mi localidad para coger energías de cara al partido del Manchester en el largo camino hacia Moscú. Y no sólo por el fenomenal rival inglés sino por la distancia física y la distancia en forma de visados y demás que ponen los hijos de Putin.
Es lo que tiene el llevarse la final por esas tierras. Supongo que los servicios secretos rusos empezarán a investigar a todo el que se apunte a partir del lunes a una pre-reserva en caso de que tu equipo juegue la final. No iría yo, en el improbable caso de llegar, ni cobrando.

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