Cumpleaños

El sábado cumpliré once años en cada pata (33 para los poco avezados en lenguajes pezpoideos) pero para mí hoy es un día tanto o más importante. Hoy se cumplen cinco años desde que empecé a correr.
Quién me iba a decir aquel día en el que salí a correr porque las lluvias tenían todas las carreteras empapadas y la bici era un pasatiempos peligroso, que cinco años después me contemplarían un total de unos 7.000 kilómetros en las piernas en unos 35.000 minutos que suponen 24 días con sus 24 horas dale que te pego, 63 curses entre diezmiles, medias maratones, triatlones y (una) maratón, cinco o seis pares de bambas fundidas, ...
Hace cinco años nació un Superyo como diría el filósofo (no me pregunteis cuál porque mi grado de atención en las clases de filosofía de tercero y COU era ciertamente bajo), un adicto a las endorfinas, un adorador del sudor, alguien que cree que el correr todo lo cura como si de ibuprofeno se tratase. Que te duele la cabeza ... a correr, que estás congestionado ... a correr, que estás de mala hostia ... a correr.
Cinco años de complementar lo que hasta entonces era mi psicólogo en exclusiva; las visitas a Can Barça, con otra forma de descargar malos rollos. Yo, con mis Three Girls, la maratón completada en un tiempo digno (y sin atajos) y habiendo dejado a todas las secciones del Barça habiendo mandado en Europa creo que me puedo morir tranquilo sin necesidad ni de escribir un libro (no sé si lo del blog convalida) ni de plantar un árbol.