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miércoles, 15 de junio de 2011

La cabeza del cochinillo

Uno de los pocos momentos de mi vida en los que he sentido vergüenza de estar en el Camp Nou fue el del episodio del cap de garrí.
Bueno, no he sido del todo exacto al expresarme ya que a lo que me refiero es a lo que aconteció ese día y no al episodio del piglet's head en sí mismo ya que a eso le encuentro un punto gracioso y nada peligroso ya que el recibir el golpe de la careta se asemeja a los que reciben los futbolistas con bolas de papel.
De ese partido, lo que encuentro inconcebible es que cayesen botellas de vidrio que esas sí que pueden matar al más pintado.
A pesar del odio que se le haya podido tener (y que de hecho aún le tenemos) a la rata ... perdón, al modelo de anuncios portugués no hay que rebasar unos límites.
Y esos límites hoy se han superado con creces a las puertas del Parlament de Catalunya al intentar evitar el acceso al mismo a trabajadores y diputados.
Lamentable el insultar arropado por la multitud, aún peor el marcar a personas con pintura y ni te cuento de una de las acciones más rastreras para mi gusto que no es otra que el gapo por la espalda.
Hay que reconocerle a los manifestantes algo positivo. Conseguir que una cámara legislativa donde tiene cabida hasta Joan Laporta se ponga de acuerdo de manera unánime para condenar algo, ya tiene su gracia.

Y ahora algo más ligerito.
Resulta que al poner la Cuatro para ver si empezaba House (de hecho ya ha empezado y aquí estoy así que ya veis el interés tan enorme que en mí despierta) aparece Pablo Motos (ahora me muerdo lengua e incluso dedos para no insultar ni vía voz ni vía escritura) entrevistando ni más ni menos que a Guti.
En los breves segundos que los aguanto, el 14 se jacta de que conoce cinco palabras en turco y que lleva un traductor todo el día pegado a él según sus palabras textuales como una mascota.
No es la mejor manera de integrarse no ya a un equipo sino a una sociedad el hecho de no hacer el más mínimo esfuerzo en adaptarse y aprender una cultura. Además de mercenario, estúpido.

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