Buscad el cariño

Pasada la época de precampaña, empieza ahora una época aún más estresante para hordas de padres. Es la temida preinscripción escolar. Época de visitas a colegios a los que asisten poquísimos padres (será que ya lo saben todo o que les importa un carajo) de cábalas sobre los niños nacidos en la zona y cuántos sabemos que van a ir a colegios concertados, etcétera, etcétera.
Mi consejo -de poca utilidad, claro está- sería intentar captar las sensaciones del lugar donde los pequeños pasan entre 5 y 10 horas al día, que se dice pronto.
Es decir, no preocuparse tanto de si en la visita nos han ofrecido galletas o no o si de las ruedas con las que juegan en el patio son Bridgestone o Michelin e impregarnos del "espíritu" del centro y dirigentes.
Sí, sí, en el patio juegan a empujar ruedas como si de simiecillos se tratase y hay que reconocer que el manejo de algunos hace pensar que ellos sí que mantienen el control de tracción.
A mí me resulta graciosa la frase: es que en ese colegio los preparan muy bien. Los preparan muy bien ¿para qué? Quizá junto a la pretendida posibilidad de que los niños vayan a aulas en castellano o catalán se podría diferenciar otras para especializarlos desde párvulos en deportes, ciencias, arte u otras disciplinas.
Llo fui a enstituto y unibersidá puvlicos y no me a ido mal, ¿berdá?
Y que conste que lo de ir bien o mal es una valoración subjetiva -igual que lo de la clase social- que no tiene que ver ni con nivel de estudios ni con rentas ni con nada. Hombre, que todo ayuda, está claro pero lo importante es que te pregunten: ¿Estás satisfecho? Y digas: Pues sí o no.
Pero sin medias tintas que eso es como ahora que el X por ciento de la población es creyente y el Y por ciento es agnóstica. ¿Y ya no hay ateos o qué? La gente por lo visto se queda con lo de haberlas hailas y para no predisponer al Señor en su contra prefiere dejar una puertecita abierta por si acaso.