Por ser una perra indecente

No es costumbre de este blog el hacerse eco de las aventuras y desventuras de un servidor en su apasionante trabajo pero mañana si todo va según lo previsto, se producirá un hecho de gran trascendencia profesional pero sobre todo humana.
Será el último día de trabajo efectivo bajo el yugo de A.E. Lo de las iniciales es que me encanta desde los casos aquellos en que presentadoras y modelos ejercían como presuntas prostitutas de lujo.
El caso que nos ocupa no comparte por supuesto la belleza de aquellas implicadas pero por otro lado, desborda maldad por los cuatro costados.
Hagamos una pequeña radiografía de la tipeja o sería más correcto decir de las tipejas porque a veces parece que haya dos gemelas. Una amable, correcta y normal y la otra (la habitual) agria, maleducada, arbitraria y cobarde ya que no entrará con alguien que sepa que le va a devolver sus andanadas. Así que ya veis cómo tiene la cabeza de sana la señora.
Bueno, pues como yo me cago en lo de Más vale malo conocido ..., que se pire y quien venga como mínimo tiene que ser algo mejor.
La duda que me queda es si tendrá la jeta de dar una charla-coloquio final intentando ser absuelta de sus malas artes para así encima poder irse con la conciencia tranquila.
Un sincero y emocionado abrazo al marido que es el que se supone la va a sufrir en mayor medida a partir de ahora, ya que hasta ahora se pasaba todo el día fuera para generar unos buenos ingresos en forma de horas extra. El bravo caballero aparece en mi imaginación como el aguerrido soldado que se lanza sobre la granada para proteger al resto del pelotón.
Va por vosotros, sencis.