Más fe que fútbol

Ayer pillaron a Mauricio Pochettino subiendo a pie a Montserrat. Dicen que es por una promesa que debía desde hace cinco años pero supongo que aprovechó el viaje para pedir por lo que ahora tiene entre manos.
No sé si hay que verlo por el lado del vaso medio vacío donde significaría que el único recurso que le queda es encomendarse a la Moreneta ya que el moreneto Kameni hace un tiempo que no las huele o ver el vaso medio lleno y pensar que cualquier ayuda es poca.
Como persona y creyente parece una actuación encomiable pero como profesional y entrenador no sé yo qué decir.

También me gustaría hablar de Lance Armstrong que ayer se fracturó una clavícula en su regreso oficial al mundo de la bici.
La cosa tiene miga. Fue ganador de siete Tours consecutivos donde le vimos hacer cosas tan inverosímiles como salir ileso de una excursión campo a través en un descenso para evitar una caída.
Estuvo siete años de manera consecutiva sin tropezar nunca con una de las montoneras que se forman en el pelotón, siete años sin coger una gripe, sin quedarse cortado por el viento, sin una gastroenteritis, sin una pájara, sin una lesión muscular. Nada en absoluto. Y ahora a la primera de cambio se estrella y pone en peligro la participación en las grandes vueltas.
Alguna relación tendrá con el cambio de rol de jefe del pelotón a gregario de Contador.

De la manía ya consolidada que le tengo al equipo de baloncesto Baskonia, no quiero ni hablar. Me caen peor que el Joventut.
¿Cómo puede ser que un técnico que viene de ganarlo todo llegue aquí y se idiotice y al volver a largarse recupere su nivel?