Víricos

¿Cuál es una de las pocas combinaciones probabilísticas de que un equipo recién ascendido venga al Camp Nou y se lleve la victoria?
Pues es condición sine qua non que los internacionales locales hayan hecho uno de esos tours que les hacen volar unos 20.000 kms en una semana.
Se notaban ayer las piernas de los futbolistas de Guardiola como que no respondían, que no había la frescura necesaria y exigible.
Para nuestra receta del desastre también va fenomenal que la excursión internacional haya provocado un parón liguero de dos semanas que permiten a un técnico tan concienzudo como parece es Esteban Vigo preparar el encuentro de manera magistral.
Y si a todo ello sumamos que el Hércules trajo una de las equipaciones más horrorosas que recuerdo haber visto en mi vida, no había manera humana de capear el temporal.
Para justificar lo que pasó ayer podríamos hacer como los imbéciles que se sientan detrás mío y dar una pizquita de culpa al árbitro, alegar que el Madrid hubiese remontado, decir que el portero había hecho el partido de su vida ...
Hombre, si fuésemos de Madrid y hablásemos de Villaratos quizá pediríamos una expulsión a Trezeguet pero como no lo somos y a falta de verlo repetido, con tarjeta a amarilla va que arde. El portero estuvo bien en un par de acciones pero es que tampoco hicimos mucho más.
En definitiva, ganó el equipo que mejor jugó y el contraataque del segundo gol es una auténtica obra de arte que no pude hacer más que aplaudir.
Hala, a ver si tras el parón liguero y bloguero vuelvo a motivarme que aún no he dicho nada del Mundial B ése de baloncesto donde no van los buenos y diría que ni he mencionado el grupo de Champions del Barça.