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viernes, 10 de diciembre de 2010

No nos rasguemos las vestiduras

Otro día y otra polémica. En este nuestro pequeño mundo donde parece que las únicas preocupaciones es si vuelan más o menos aviones y si un club debe o no debe lucir publicidad en la camiseta, es esta última situación la que hoy ha levantado la polémica y la que hace que resuenen las teclas al escribir con furia sobre los teclados.
Pues sí amigos, Qatar Foundation lucirá en el pecho de los bravos jugadores azulgrana por la friolera de unos 30 millones de euros anuales más un poquito en variables.
Como socio del Barça, debería entrar en cólera y defender que la sacrosanta elástica no debe ser manchada ni mancillada.
Ya sabéis que últimamente ando bastante corto de vehemencia. Por supuesto no me considero el más fiel de los seguidores del nostre club aunque sí que soy -dentro de mi reducido círculo- el que asiste con mayor regularidad al campo y tiendo a desconfiar de los que sí son los que más afónicos quedan al cantar los goles y de los que tienen las cortinas con los colores distintivos.
El caso es que me gustaría decirle a quienes piden la dimisión de Rosell que el presidente y su junta no han hecho más que usar una autorización que les dimos hace siete años en la persona de Joan Laporta. Y utilizo la primera persona del plural porque yo asistí a esa junta de compromisarios. Como fue tal tostón, al año siguiente ni se me pasó por la cabeza el acudir.
Así que menos tonterías, que la zamarra ya llevaba impresas unas letrillas desde hace años que no es que no den dinero sino que encima cuestan.
Personalmente, siempre he defendido que para UNICEF que ya tiene una imagen presuntamente intachable, es más productivo que el Fútbol Club Barcelona ingrese 30 millones y de esos destine 5 al organismo de la ONU que el simple hecho de que los futbolistas luzcan su logo por el mundo.
Y aun así, han garantizado que de momento, convivirán ambos aunque no saben cómo los distribuirán.

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