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jueves, 20 de enero de 2011

Visca el Barça manque pierda

Menuda eliminatoria de copa nos han brindado el líder de la primera división y el que comanda la segunda.
Si el Betis hizo un partido de ida encomiable y salió goleado del Camp Nou tras haber realizado un fútbol magnífico, ayer arrolló en la primera parte y estuvo rondando el meternos el miedo en el cuerpo.
Que sirva de lección para los azulgrana y de inyección de moral para los verdiblancos y el año que viene sea como casi siempre un partido de primera.
¿Qué podemos sacar en claro del partido de ayer?
Lo primero que si en vez de Guardiola, hubiésemos hecho la alineación casi cualquiera de los aficionados, igual a estas horas hablaríamos de cataclismo y eliminación histórica.
Mucho tildar de exagerado al entrenador de Santpedor, y si no llega a ser por la pelota en profundidad que mete Xavi al único jugador del mundo capaz de llevársela en velocidad y definir como lo hizo Messi, podíamos haber visto una segunda parte de infarto.
Lo segundo es que hay un par de piezas que chirrían en el equipo de una manera alarmante.
Que Bojan no está a la altura del equipo es desde hace un tiempo una evidencia a pesar de su juventud. Pero bueno, como lo han renovado y es joven, que siga haciendo aunque no dé una a derechas.
Y que Milito casi que estaría mejor acumulando minutos en otro equipo también parece bastante claro. Dicen que hace mucho vestuario, que es muy buena persona, que es uno de los líderes y todo lo que tú quieras, pero se me antoja un precio (económico) muy alto el tener a un psicólogo o coach con ese salario. Si tan bien va esa figura, que deje de ser futbolista en activo y se le asigne un puesto en el staff técnico porque me temo que ya no está para frenar a ningún delantero.
Ahora sólo falta que el Atlético de Madrid elimine esta noche a los de Florentino para que acabe de estallar el madridismo. Voy a ver cómo se paga en las apuestas ... vaya, que se clasifica el Real Madrid se paga a 1.02. Parece que los que saben no le dan muchas opciones a los de Quique. ¡Qué sorpresa!

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