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martes, 24 de mayo de 2011

Cenicienta

Como ya tuiteé anoche, estoy elaborando un plan colosal que dará pingües beneficios al mundo en su globalidad y a la economía española en particular.
Viendo todos los problemas que están causando los volcanes islandeses empezando por su dificultad/imposibilidad de pronunciación, creo que ha llegado el momento de ponerse manos a la obra.
Literalmente, manos a la obra.
¿Y qué es lo que sobra en España? Mano de obra. Con el registro de cinco millones a punto de ser rebasado y la crisis del tocho que hace que la citada mano de obra no pueda trabajar en la ídem, voy a darle a Zapatero en bandeja una solución de tal magnitud que puede lograr incluso su reelección en el 2012 por más que sus compañeros de filas estén intentando quemarlo. En plan a lo bonzo pero con ayuda.
No os hago sufrir más y quiero que sepáis que he enviado al Ministro de Fomento del que soy gran admirador los primeros planos para blindar Islandia.
Sí, sí, de cabo a rabo e incluyendo los putos volcanes que hacen que cuando los honrados trabajadores queremos movernos por Europa la nube de cenizas nos lo impida.
Calculo a ojo de buen cubero que esta labor faraónica podría emplear a unos doscientos mil parados lo que debería acercarnos a una tasa de ocupación decente cuya cifra será aún más optimista si los amos del mundo tienen a bien dar por finalizada la crisis mundial.
También es una cifra aproximada la de cinco o diez años de tenerlos trabajando para concluir el encargo.
Quizá se levante alguna voz para protestar pero como probablemente sea en islandés y nadie los entiende, no hay ningún problema y si es alguien de fuera, simplemente con decirle que la economía islandesa quebró será argumento suficiente e irrebatible.
Ah, y como digno colofón, tengo pensado que este tremendo sarcófago albergue en su interior a algunos de los faraones del presente.
Se podría tener una lista abierta y votarlo pero la inclusión de políticos, dirigentes del FMI, dueños de multinacionales y farmacéuticas, mandatarios de bancos, dirigentes de la Fórmula 1, magnates del textil y un largo etcétera quizá merecerían el llegar a la siguiente vida rodeados de sus riquezas ... bueno, casi que las riquezas se las guardamos nosotros para cuando vuelvan y arreglamos un poco la sanidad y la educación mientras les esperamos.

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