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miércoles, 16 de octubre de 2013

Ruta de les X ermites 2013

Nuestros vaivenes en el tiempo nos llevan hoy diez días después de la anterior entrada. El 21 de Septiembre participo por segunda vez en la ruta de les X ermites que parte desde Begues. Como cada vez va uno más confiado (o más empanado) aparco donde era la salida el año pasado a pesar de ver que los coches se van quedando más abajo y que ya hay gente cambiándose por esa zona. Como es de suponer, la salida está en un sitio diferente pero se puede dejar el coche y total son diez minutillos andando. Me cambio allí y dejo lo que no me hará falta en el maletero. Como no me fío de mis dotes de orientación para callejear y veo que hay algún otro corredor, nos unimos para llegar hasta el arco de salida así encima estoy más distraído de tertulia. Como el compañero con el que he coincidido en plan cita a ciegas tiene unos registros similares, arrancamos juntos con el frontal encendido y enseguida nos damos cuenta de que hay mucha más claridad que el año anterior. Intentamos buscar explicaciones al hecho de que haya luna llena o quizás menos nubes hasta que escuchamos a alguien que dice que hemos salido una hora más tarde. Las 7 en vez de las 6. Esto comporta que yo deba dar aviso ya que he quedado con mi grupo de animación en base a unos cálculos del año anterior que deberán ser modificados teniendo en cuenta esa diferencia en la hora de partida. El cambio es muy beneficioso ya que la primera bajada no está tan resbaladiza como el año anterior y encima ofrece unas vistas alucinantes. Coincidiendo con las nueve de la mañana según mi reloj y las campanas de Sant Climent llegamos a un avituallamiento donde doy información del nuevo horario previsto y atacamos Sant Ramon. Hasta el avituallamiento más fuerte de Torrelles (km 22) voy junto al mencionado corredor pero a partir de entonces veo que se va quedando y como no nos conocemos de nada dejo que la carretera dicte sentencia ya que al final le sacaré unos cincuenta minutos. En la cima de Sant Antoni se da uno de esos momentos que hace que me apasione la montaña. Uno de los organizadores, no uno de la organización sino uno de los organizadores me pregunta cómo voy de agua. Le digo que llevo medio litro y el buen samaritano saca una botella de bebida isotónica fresquita. Sí, sí, botella y no la purria esa que os comentaba ayer. Me llena la otra botella de medio litro y me hace echar un buen trago. Impresionante. En Cervelló me encuentro con mi grada jove tras avituallar y robar un puñado de gominolas para el sector infantil. Con ese impulso moral impagable me encamino a subir el Puig Vicenç cuya bajada está peligrosísima ya que se quemó en el incendio de este pasado verano. Nota: ya que a los pirómanos les gusta tanto el fuego, podrían quemarse a lo bonzo y dejar de hacer polvo los bosques. Tras ese descenso y un par de resbalones con los que casi se me descoyuntan los hombros, arranco la última subida que con la fatiga acumulada se hace larga y dura. Eso sí, por primera vez en una distancia así de larga, consigo correr los últimos kilómetros donde hay zonas llanas o favorables. Tiempo final 7 horas y 51 minutos para recorrer 47 kilómetros. Bastante menos tiempo que el año anterior aunque este año habían acortado el trozo desde donde yo aparqué que no tiene ninguna dificultad orográfica. Bueno, no lo tiene al bajar porque maldita la gracia que me hizo desandar ese camino para llegar hasta el coche con lo que ya llevaba encima.

1 comentario:

Edu dijo...

Temía que en todo este tiempo te estuvieras echando a perder a base de cerveza en el sofá de casa, pero veo que ha sido del todo así XD

Felicidades