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martes, 15 de octubre de 2013

Transenyera o 3ª cursa de la Diada

Primer viaje en el tiempo o flashback. Como podéis intuir los más avispados viendo el título, nos retrotraeremos hasta el 11 de Setembre de la Via Catalana. Bueno de la Via Catalana o del manifestarse silenciosamente, cada uno a lo suyo. Total, que como es costumbre y siempre recomiendo a quien me quiera escuchar, bien temprano me encamino hacia Castellbell i el Vilar a tocar de Montserrat para participar en una prueba que ya mola a priori. Diez euros de inscripción para un obsequio que incluye un litro de caldo de Aneto más una camiseta chula más una de las botifarres més bestias que he visto. Como decía, llego bien de hora y aparco en un parking que hay allí improvisado pero bien dirigido y controlado por la organización. Como sitio campechano que es, a los que llegan más justos y no caben en ese espacio, la propia policía local los alienta a aparcar en la acera y en un caso incluso veo que mueven un contenedor para hacerle hueco a un coche. ¡Sí señor! La distancia a recorrer como en la entrada anterior pero que es posterior en el tiempo ... vaya lío, ¿eh? ronda los 22 kilómetros y de la misma manera hay una corta. Como es natural y ya que estaba preparando la Marxa de les X ermites (no me preguntéis cuándo o cómo escribiré sobre ella porque no sé muy bien la progresión de la faena atrasada) hago la larga. No había comentado que en la bolsa de regalitos también entregan un chip que hay que devolver y el dorsal. Voy al coche, me cambio y cuando voy hacia la salida me cruzo con gente que ya lleva el dorsal con lo que me doy cuenta que yo no me lo he puesto al igual que no me he puesto el chip. Vuelta al coche a colocarme las identificaciones. Voy hacia la salida y un rato después me doy cuenta de que no llevo el buff o pañuelo. Vuelta al coche para cogerlo porque para las sudadas de montaña es una prenda que me es indispensable a pesar de que habrá quien lo considere postureo. El recorrido es precioso empezando por un puente que cruza el río Llobregat desde la salida ubicada en la antigua colonia téxtil del Burés. Precioso pero duro de narices. Para que nos hagamos una idea, este domingo pasado invertí 2 horas 25 minutos y la Transenyera la hice en 3 horas y 13 minutos. Bien es cierto que si en mi prueba había 125 participantes, acabé el 107 así que diríamos que de los buenos buenos, como que no soy. Quiero decir con esto que en montaña, la dureza no se mide ni mucho menos en longitud sino en desnivel, tipos de camino, etcétera. Ah, olvidaba decir que en un momento dado pego un barrigazo sin importancia ante la oferta de socorro de un compañero con el que vamos pasándonos durante toda la carrera y junto al que luego degustamos el bocata y la coca-cola que están a un nivel tan bueno como la cursa en general. En resumen, que a esta sí que vuelvo seguro a no ser que el cielo caiga sobre nuestras cabezas.

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