Tibi dabo

Ayer por la mañana pude disfrutar de seis horitas, seis de vacaciones. 360 minutos para mí tras dejar a la Marina en el cole y a la Elsa con los abuelos tras confesar que la dejaba para tocarme la güevada.
Con esta situación única, me dirigía hacia la Avenida del Tibidabo para corretear por la Carretera de les Aigües.
Cuál no fue mi sorpresa cuando al apearme del coche vi que estaba haciendo ejercicios de estiramiento Guillermo Amor, que debo decir, se conserva en un estado excelente. Tras dudar si debía asaltarlo y explicarle de mi admiración, contuve al lado friki y me dediqué a estirar yo y prepararme para el trote.
Y así transcurrieron 16 kilómetros por ese paraje idílico (en día laborable) con las vistas que dan nombre a la montaña ya que según San Mateo, el demonio hizo la oferta a Jesús desde lo alto de una cima con las palabras: "Haec omnia tibi dabo se cadens adoraveris me". Que como todos sabemos, significa: "Todo eso te daré si te postras y me adoras".
Pues la sensación cuando se corre por esa zona es que toda Barcelona te pertenece. Y si aguzas un poco la vista, y la visibilidad es excelente, te puedes hacer hasta con el aeropuerto.
Como hacía tiempo que no frecuentaba el lugar, descubrí con alegría que ahora se puede cruzar la carretera por una pasarela elevada evitando jugarse el pellejo en el cruce cuando las fuerzas van justas.
Espero volver pronto.