El continente negro lo tiene ídem

Al menos futbolísticamente hablando.
Ni águilas ni leones ni elefantes ni estrellas negras ni bafana bafanas ni nada de nada.
Ninguno de los equipos africanos es capaz de realizar un papel digno en un mundial ni siquiera en el que se está celebrando en su región.
Desde el Mundial de Italia en 1990 donde el Camerún de Roger Milla le dio un susto morrocotudo a Argentina ganéndole en el encuentro inaugural -que entonces disputaba el campeón y no el anfitrión- que todo se queda en fuegos de artificio.
A pesar de los enormes (en todos los sentidos) jugadores que poseen algunas de las selecciones siempre se encuentran con guerras intestinas o una desorganización importante.
Y me temo que cada vez va a costar más encontrarse con una Bulgaria como la del 94 que quedó cuarta sin entrenar y con una disciplina que podríamos calificar como laxa. Qué gracioso el encuentro por el tercer puesto donde Stoichkov estaba emperrado en marcar para ser bota de oro del torneo. Vamos, como el Samuel Eto'o que hemos visto hace unos meses por aquí.
Pues eso, que a pesar de las voces que antes de cada gran acontecimiento futbolístico auguran la eclosion del fútbol del África sudsahariana, habrá que seguir esperando.
Y eso que las luchas internas no son exclusivas de ellos. Veamos Francia la que tiene montada o los partiditos que se está marcando Italia. A ver si alguien le echa narices y dice que había apostado por el empate con Nueva Zelanda.
En general, un nivel no ya decepcionante sino directamente lamentable. Brasil, Holanda y Argentina son los únicos que van cubriendo el expediente a pesar de que los brasileños no juegan absolutamente a nada.
Veremos qué hace esta noche España aunque con mis poderes extraordinarios le voy a recomendar a mi amigo Edu una a puesta de ganar por dos o más goles de diferencia y que dejen el pabellón más alto que Undiano Mallenco (árbitro de cabecera del Real Madrid) que por lo visto hizo un papel en plan árbitro de las Fidji.