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lunes, 28 de marzo de 2011

El síndrome de Tarzán

Desde hace unos meses vengo defendiendo una teoría relacionada con José Mourinho y que es aplicable a muchos miles de personas más como por un ejemplo un político local del que he recibido inputs negativos por tres vías diferentes.
Mi riguroso estudio viene a hablar de que los individuos como Mou que se lían a hacer un personaje que está por encima del bien y del mal corren un riesgo importante de acabar como Johnny Weissmüller.
Decían que el actor que encarnó a Tarzán en nuestros años mozos había acabado en un geriátrico o psiquiátrico lanzando el popular alarido del hombre-mono a diestro y siniestro.
Pues yo me estoy imaginando al técnico portugués dentro de treinta o cuarenta años en una de esas residencias quejándose a la dirección que el caminador del vecino es de titanio mientras que el suyo es de acero, que el fijador de la dentadura del otro agarra más y encima tiene mejor sabor, etcétera, etcétera.
Debo reconocer no obstante, que en estas ensoñaciones, el luso tiende a adquirir la cara que le pone Toni Albà en el Crackòvia.
También debería hacer mención al hecho ya comentado en alguna entrada anterior que vincula una cierta falta de tacto e incluso de educación con el comportamiento del doctor House.
Lástima que uno sea una eminencia ficticia y la mayoría de los que lo imitan sean ineptos y reales.
Para mí, el auténtico Tarzán será para siempre Miguel Bernardo Bianquetti "Migueli" el cual hasta hace pocas semanas ostentaba el récord de participaciones con la camiseta del Barça.

Y enlazando con temas de fútbol de un patetismo infinito, podemos hablar de lo del cierre patronal y el hecho que aún no se sepa no sólo si habrá fútbol el fin de semana sino de qué pasará si finalmente no hay jornada liguera.
¿Se desplazará todo el calendario una semana o se enviará al final el encuentro que quede colgado? Cuando decimos al final quiere decir al finaaaaaaaal ya que se disputaría bastante después de la final de Champions.
O también podríamos comentar lo del estado del césped de Lituania donde tiene que jugar España un partido de clasificación. Bueno, llamarlo césped es como un chiste macabro claro que más macabro será como algún jugador se deje los ligamentos cruzados por el camino.

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