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domingo, 6 de noviembre de 2011

Marxa del Garraf

Ya tenemos en el bolsillo otra prueba no ya de fondo sino de resistencia.
Después de patear montañas durante algo menos de siete horas, me siento al ordenador con la satisfacción del deber cumplido y con ganas de compartir la experiencia.
Después de una tregua meteorológica en el día de ayer y empezar a llover a las nueve para mantener el modo regado durante toda la noche o al menos el par de veces que me he despertado tras dormirme como un tronco y sin nervios.
Pues a las cinco suena el despertador y empiezo a cagarme en casi todo mientras cambio las medias cortas por unas largas y cojo mi bat-impermeable o poncho del que ya os he hablado en alguna ocasión.
En el trayecto de coche voy cada vez más convencido que una vez que llegue por allí, notifico a los compañeros que me vuelvo para casa.
Llevo a la salida después de aparcar en un descampado y con los primeros que ya han iniciado la competición ya que había media hora para ir saliendo.
La visión de los rudos montañeros a los que no asustan ni recorridos ni tiempos atmosférico me van convencido que hay que intentarlo.
En la cola para arrancar cuesta reconocer a la gente con impermeables y demás pero al final consigo localizar a todos los conocidos: Francesc, Òscar y Chico.
Salimos con los dos primeros y un amigo de Francesc siguiendo la iluminación de las personas que llevan frontales y van abriendo camino.
Enseguida el Òscar y yo iniciamos un mano a mano que nos llevaría hasta la meta juntos.
Magnífica experiencia ya que si en las subidas eran ellos los que tiraban de mí (el Chico nos ha pillado hacia el kilómetro 30 en un avituallamiento), en las bajadas y el llano me ponía yo en cabeza para intentar avanzar más rápido.
La organización en general ha sido excelente tanto en la señalización del camino como sobre todo en los avituallamientos.
Es increíble que haya gente que vaya de manera voluntaria un domingo de madrugada a repartir bocadillos y bebidas calientes que la verdad es que dan una energía y un calorcito que hacen el tema más llevadero.
De hecho nosotros debemos haber engordado porque nos hemos puesto de bocadillos y demás hasta arriba en mi caso por el gran desgaste que genera el ejercicio y la (puta) lluvia que nos ha acompañado en unas cinco de las siete horas dejando el recorrido hecho un barrizal en muchos puntos, un lago en otros y directamente creando un nuevo río en algunos momentos de subida en los que el agua bajaba hacia nosotros.
Habrá que repetir el año que viene a ver si en mejores circunstancias ya podemos ir a bajar algo de tiempo o al menos a ver algo más el paisaje ya que hoy no invitaba demasiado a la contemplación.
Me quedo eso sí con la imagen de bajar desde lo alto de una cima hasta la playa de Garraf donde por cierto andaba el agua bastante movida.
Ah, después de la entrada saca la mano dedicada a los hombres y mujeres del tiempo, debería hacer otra llamada saca el dedo (corazón) por su falta de precisión.

2 comentarios:

neus dijo...

Cuando hagas la Matagalls-Montserrat estará mi amiga Isabel para darte el avituallamiento, ya sabes!!!!

David dijo...

45 km bajo la lluvia subiendo y bajando montes durante siete horas?

ERES MI ÍDOLO!

Salud!
D.