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jueves, 24 de noviembre de 2011

Milan AC - Steaua - Barça

A la gente que vamos teniendo una edad y una memoria futbolística que a quien quiera utilizarla, le dará una cierta perspectiva, el hecho de visitar al Milan y ganarle jugándole con tres defensas y con una posesión de más del sesenta por ciento, nos tiene que provocar (y nos provoca) un sentimiento de satisfacción y de orgullo infinitos.
Aquel Milan todopoderoso de los holandeses que en su momento fue de nuestro agrado al humillar al Real Madrid en la época de Sacchi y que no fue tan de nuestro agrado cuando destrozó a los nuestros en Atenas no pudo sino doblegarse ante el vigente campeón.
La prueba más clara es la ovación final a los protagonistas. Sabes que has perdido porque es lo normal.
Igual que algunos de nosotros asistimos hace muchos años al Camp Nou para ver la ida de una Supercopa de Europa (cuando era a dos partidos) a la que únicamente accedíamos por ganar la menor de las competiciones continentales que era la Recopa.
Allí iba uno a sabiendas de que iba a palmar y que lo único a lo que podía esperar era a no hacer el ridículo y a maravillarse del juego de Van Basten, Gullit, Rijkkard, Baressi y demás.
El cierre del círculo conseguido ayer proviene de la increíble derrota del Barça en manos del Steaua de Bucarest que unos años después fue barrido por los rossoneri en el mismísimo Camp Nou tras cargarse a los del tío Mon como ya hemos hecho mención anteriormente.
Para que no se diga que vivimos de recuerdos, nos ventilamos en plan telegrama lo que pasó ayer en la capital de la Lombardía:
Xavi majestuoso STOP Puyol de puto culo STOP Ibra marca STOP Árbitro ¿por qué no echas a Aquilani? ¿Por qué? STOP Messi marca de penalty en plan Chiquito STOP Error de Valdés STOP Abidal, renueva y céntrate STOP Villacadáver STOP Maxwell, qué malo eres STOP Ah, que no jugó ... bueno, pues por si acaso.

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